lunes, 2 de junio de 2014

Retamares 2. Observaciones en terrenos de yeso

Observé distintas manchas de retamas o retamas aisladas en terrenos de yeso en los cerros de Borox que dan a la vega, en Valdemoro, Ciempozuelos y también en Sesaña, en los cerros del arroyo de la fuente y en los cerros de la vega de Seseña.

A menudo las retamas estaban muy recomidas, denunciando el intenso pastoreo de estas zonas. Esto reducía su fructificación y hacía que los frutos estuvieran infectados de pulgones. Por ejemplo en una zona de Borox, junto a la carretera provincial TO-2437 en una zona de cerros de yesos cerca de la vega del Tajo, en los alrededores de la antigua casa de labranza "Casa de la Higuera", había muchas retamas jóvenes, de no más de medio metro de altura, algunas con frutos. Tenían muy mal aspecto, quizás por el pastoreo. Esto se apreciaba en la poca fructificación, la infección de los frutos por pulgones y hormigas, ramas de más de 1,5 cm secas, etc. Aún así había alguna retama adulta de hasta 2 m de alto y ramas de más de 3 cm de grueso. Parecía un retamar en progresión. o ¿era quizás un retamar permanentemente joven debido a la explotación del ganado?.

En las cercanías, en tierras marginales con cultivos esporádicos junto a los cerros de yeso, la retama había comenzado a entrar, así como en graveras altas situadas junto a los cerros. En estas últimas, una vez eliminada la grava y la arena quedaba un sustrato de yesos y margas, donde la retama había actuado de pionera, ocupando un espacio similar o mayor, según las zonas, a Artemisia campestris o Gyposophila strutium. También aparecían, aunque menos abundantes, Teucriun polium, Salsola vermiculata y Thymus zygis.

En otra tierra marginal de cultivo, en el límite de Ciempozuelos y Seseña, observé otro grupo de retamas. En las tierras llanas pegadas a los cerros de yeso, el espesor del suelo es muy pequeño, aunque algunas de ellas se utilizan esporádicamente para el cultivo de cereales. Después se abandonan y la vegetación silvestre del monte comienza a colonizar el terreno. En este sitio en concreto se estaban empezando a instalar plantas gipsófilas como la jabonera, Lepidium subulatum, Centaurea , etc y otras nitrófilas como Artemisia campestris. El matorral tenía aún poca cobertura, ni un 50 %. Había bastantes retamas y en una rana gruesa rota pude contar 7 anillos, aunque la mata puede tener más edad. Aún se observan los surcos del arado y, si no todo, al menos parte ha sido quemado.Probablemente algunas de las retamas presentes pertenezcían al matorral anterior a la quema, que después habrían rebrotado de cepa. Como prueba de esto aparecían trozos antiguos de madera quemada junto a las retamas actuales.

La prueba de la gran tolerancia de la retama al yeso la encontré en unas canteras de yeso de Valdemoro, junto a la carretera A-4. Allí las retamas crecían sobre la pura roca de yeso y sobre una mezcla de piedrecitas de yeso (de hasta 1,5 cm) y margas, restos de la antigua cantera (mezcla de tierra margosa con trozos de yeso cristalino). A pesar de crecer en este suelo tan malo las retamas tenían un buen tamaño, lo que desmonta la creencia habitual de que la retama precisa de suelos profundos y ricos para desarrollarse.

Retama creciendo sobre terreno de yeso

Dentro de estas zonas yesíferas la distribución de la vegetación presenta gran relación con la orientación de las laderas. Esto también ocurre con la distribución de las retamas. Por ejemplo en los cerros de la vega de Seseña, junto a la finca del torero Palomo Linares, la vegetación sigue esta distribución. En el fondo de los valles hay junqueras, con algunas manchas de Atriplex halimus. Las laderas de solana están ocupadas por espartales y distintas plantas gipsófilas, en las partes media y alta, y por matorrales nitrófilos con Artenisia herba-alba y Frankenia thymifolia en las partes bajas. En las laderas de umbría hay pastizales perennes y manchas de Thymus zygis. Coronan las laderas manchas de esparto que alternan con matas gipsófilas. Hay retamares en todas las zonas de umbría, con coberturas de hasta un 25 %. En las solanas, donde los suelos son peores y la ladera está más inclinada, hay pocas retamas y las que aparecen están principalmente en las partes bajas y casi ninguna dentro del espartal, más frecuentes en las pequeñas cárcavas que cortan la ladera de arriba a abajo, quizás por una mayor humedad.

Distribución de la vegetación en un valle yesífero. Las retamas se
encuentran en la ladera de umbría, más húmeda. La ladera de enfrente
(solana) es mucho más seca y con menos vegetacíón. 
Retamas creciendo en el fondo de un valle en cerros de yeso.
Aprovechan estos lugares donde hay más suelo y humedad. 

Una retama en una zona llana casi en el fondo del valle. Es una
"fundadora" a partir de la cual se podrá formar un retamar en el futuro
Las observaciones en estos lugares mostraban que la retama actuaba de pionera junto a especies tan rústicas como las que crecen sobre roca de yeso puro. En los grupos de retamas observados era habitual encontrar alguna retama mucho más grande que el resto (era la primera colonizadora, la "fundadora"). Las retamas estaban generalmente en las zonas llanas, con más suelo, aunque también las había en las laderas de yeso, normalmente en orientaciones de umbría (que tienen mejor suelo y más humedad). Cuanto más grande y densa era la mancha de retamas más probabilidad había de encontrar más retamas cerca.


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